La muerte parece cobrar más vida en ciertas ocasiones, puede hacerse notar más en ciertas circunstancias, en ciertas realidades, con una vitalidad que corresponde al poder y la economía del entorno familiar del difunto. La muerte en última instancia como mecanismo natural de purificación de un ecosistema, de desfogue, y la muerte como instrumento impune para mantener privilegios, intereses, silenciar voces y reescribir la historia.