En la carrera hacia la presidencia en donde los partidos políticos se valieron de diversas estrategias para ganar el voto popular que los llevaría al sillón presidencial, todos trataron de vender sueños, cambios, mejoras, prometiendo encargarse de todo si les daban su confianza y que por sobre todas las cosas jamas los iban a defraudar, más aun si venían de asentamientos humanos, pueblos jóvenes, comunidades olvidadas y demás peruanos desfavorecidos. Claro, la pandemia había desnudado las condiciones difíciles que la mayoría de peruanos debe soportar, no viviendo sino sobreviviendo a una precariedad generalizada en salud pública, educación, vivienda, redes viales, conectividad, luz, agua y alcantarillado. De la misma forma desenmascaró aquello que se creía superado, esos sentimientos o mas bien resentimientos de odio, superioridad, individualismo, mezquindad, que nace y cultivan en las sombras los sectores privilegiados de la sociedad, aquellos denominados poderes fácticos. El hecho de que los países ricos acapararon los implementos de seguridad, luego la vacunas solo confirman esta absurda y triste realidad. Bellas frases de solidaridad en tiempos normales pero competencia, boicot y acaparamiento en tiempos difíciles, en tiempos de pandemia. Después de todo se trata de la supervivencia del mas fuerte, verdad? No se por qué viene a mi mente la palabra Meritocracia.
Todo esto nos debe llevar a la reflexión, los cambios prometidos, las consignas lanzadas en el furor de un mitin, en una conferencia de prensa o en un gran auditorio son solo eso, promesas efímeras, convenientes, comercializables que responden a tendencias de opinión y meras proyecciones para lograr llegar al poder y no hacer nada. Es cierto, lo anterior no es nuevo, es la historia de siempre, de los que nos han gobernado hasta el 28 de Julio del 2021, es decir de los gobiernos de centro o derecha, aquellos que priorizan los intereses de un grupo minoritario por sobre las mayorías, aquellos que prefieren cuidar su capital político sacrificando las verdaderas reformas que requiere el país por un título honroso en nuestra mediana historia, aquellos que prefieren la etiqueta de "gran demócrata" por sobre el trabajo incansable de un verdadero líder, "un revolucionario".
Empiezo a cultivar la idea que el presidente Castillo, fiel a su naturaleza sindical, sumamente pragmático, esta acostumbrado a luchar solo por lograr las reivindicaciones de su sector, una lucha legítima pero reduccionista. El fin no es construir una mejor sociedad sino conseguir un mejor sueldo, mejores condiciones de trabajo y cosas de ese tipo, es decir no importa en qué sistema se dan esas mejoras siempre que la consigan, podría tratarse de un oportunismo descarado o de un sentido de apertura, sin embargo, a la luz de los hechos todo indica que es lo primero, un oportunismo puro y duro, sin una visión de país a largo plazo, sin ideología sino todo lo contrario, no le importa, le es suficiente con intentar cumplir medianamente lo prometido, le es más importante la llamada "gobernabilidad" aquella que es invocada por los partidos de centro y derecha cada vez que desean impedir cambios verdaderos, estructurales. Con esta actitud del presidente Castillo hubiese sido mejor que los moraditos se encarguen del gobierno pese a que obtuvieron un 2.26% en la primera vuelta mientras que el partido perú libre con su ideario marxista-leninista-mariateguista un 18.92% resultando ganador, pueden decir que es muy bajo pero esa es la democracia, verdad? es la mayoría frente a las otras minorías que ahora desean imponer sus agendas. A Castillo le queda demasiado grande estar al frente de un gobierno que se hace llamar de izquierda. Tal vez sea mejor que los llamados partidos de izquierda, autodenominados herederos de Mariátegui, de desvinculen del gobierno de Castillo y éste, siendo consecuente, vaya a somos perú o el partido morado, de esta forma la coalición de partidos de izquierda no traicionarían los cambios prometidos en campaña y podrán mantener un capital político para las siguientes elecciones presidenciales porque, no seamos ingenuos, si deseamos un gobierno sumamente pragmático es mejor un partido liberal, los moraditos me parecen una buena opción.
Probablemente fué un error que Perú libre invitara a Castillo, seguramente no estaba en sus cálculos un triunfo, y ahora están pegando el grito al cielo a un paso de defraudar los legítimos cambios estructurales. La izquierda socialista, Mariateguista no puede seguir desprestigiándose con estos vaivenes y juego político, debe marcar una posición firme y consecuente con con lo prometido en campaña. Hasta qué punto podrán convivir con un eventual gobierno pragmático que teme a los poderes fácticos? Es decir la oposición les permite algunas reivindicaciones en derechos humanos, enfoque de género, meritocracia y el gobierno se compromete en no tocar el sistema. Simplemente un maquillaje para verse mejor mientras el cuerpo sigue enfermando.
Es cierto, existe la posibilidad que todo se trate solo de una jugada estratégica para hacer frente a una mayoría congresal de centro y derecha pero me temo que no, esta posibilidad de razón seria una más de las que camuflan las verdaderas motivaciones, las verdaderas intensiones . En fin, veremos qué pasa.
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